TIEMPO PARA LOS DEMÁS, TIEMPO PARA TI

Tiempo para los demás, tiempo para ti

Con septiembre llega la vuelta a la rutina y el ajetreo diario. No podemos olvidar que no somos máquinas de la eficiencia, sino personas que necesitan de otras personas para vivir y ser felices. Dedicar tiempo a los demás es dedicar tiempo para ti.

El ajetreo, definido como el ir de un asunto a otro sin detenimiento, constituye una seria amenaza para nuestro equilibrio vital. Para las mujeres, que a diario tenemos que compatibilizar la atención del hogar con el trabajo profesional, este estrés cotidiano es aún más recurrente.

No quiero detenerme en la necesidad de parar este frenesí diario y buscar momentos de descanso, asunto -por otra parte- más que necesario; sino que quiero analizar un riesgo aún mayor derivado de este corre-corre de cada jornada. Se trata del afanarse por hacer cosas y no atender y disfrutar de las personas. Me explico…

Me ha sucedido más de una vez, sobre todo en el trabajo, que cuando me dispongo a disfrutar del consabido descanso matinal para desayunar busco inconscientemente un rato para mí, para rumiar lo que tengo entre manos en casa y en el trabajo o bien, lo que tengo que hacer esa tarde.

Es éste un tiempo breve, pero valioso para todos, sobre todo para organizarnos; pero, hete aquí, que viene alguien a saludarnos y nos interrumpe. De pronto se nos cae el ansiado momento de paz. Nada más lejos de la realidad: ese rato de conversación, de conocimiento mutuo será a la corta y a larga más enriquecedor que unos minutos a solas con el café.